Nuestras cuidadoras
Con la ayuda a domicilio y el cuidado personalizado en el propio hogar conseguimos que las personas en situación de fragilidad o dependencia puedan tener sus necesidades atendidas de forma profesional, conservando un alto nivel de calidad de vida gracias a un plan de atención de vida que tiene en cuenta sus circunstancias personales, habilidades y capacidades, respetando siempre sus preferencias.
En ese contexto la figura de la cuidadora es el eje central del cuidado ya que va a tener una relación muy personal con el usuario, pasando en muchos casos a ser un miembro más de la familia.
Por supuesto la profesionalidad y el conocimiento técnico de nuestras cuidadoras es fundamental para nosotros porque deben de ser capaces de responder de forma adecuada a las necesidades de cuidados relacionados con la salud. No todo vale, particularmente si la persona a cuidar es muy dependiente y se necesitan habilidades específicas para atender, movilizar…
Por ello la mayoría tienen certificado de profesionalidad, son técnicas de atención socio sanitaria, auxiliar de enfermería, han realizado curso de auxiliar de ayuda a domicilio, especializaciones en el cuidado de enfermos con Alzhéimer y un largo etcétera… y por supuesto tienen años de experiencia en su haber.
Pero cuando lo que se busca es ofrecer un servicio de Atención Centrado en las Personas, no podemos, ni debemos elegir a las cuidadoras solamente por criterios técnicos.
La formación y los conocimientos son insuficientes: las principales cualidades de las cuidadoras tienen que ver con la escucha y la empatía, con la clara vocación de servir a los demás que deben tener.
La cuidadora tiene una especial responsabilidad hacia la persona que cuida, tiene que ser capaz de ponerse en el lugar del otro y buscar recursos y estrategias propias para responder a las necesidades de cada usuario para que se sienta atendido y seguro, garantizando al máximo el respeto, el trato cálido y la atención a los pequeños detalles.
Humana
El trabajo de la cuidadora requiere un contacto constante y diario con el usuario, por eso tiene que conseguir crear un vínculo cercano con la persona que cuida. Un trato humano tiene que ver con: Alta dosis de empatía, la cuidadora tiene que aprender a ponerse en el lugar del otro, comprender sus capacidades y su situación psicológica, lo que le permitirá adoptar una actitud familiar y cercana. Alta dosis de paciencia, es uno de los rasgos más esencial en la relación, le permitirá resolver conflictos y preservar el bien estar del usuario. Una actitud servicial, la cuidadora tiene que adoptar una actitud de disponibilidad para poder solucionar de forma eficaz tanto los problemas cotidianos como nuevas circunstancias o comportamientos irregulares del usuario que tendrá que saber manejar. Para ello tendrá que saber tener paciencia y cariño y ser flexible.
Inteligente emocionalmente
Cuidar a diario una persona con deterioro cognitivo, problemas de movilidad o un grado alto de dependencia conlleva un desgaste emocional y físico importante. Una buena cuidadora deberá saber gestionar sus emociones y las del usuario en pro del servicio. Tendrá que ser flexible para poder dar respuestas a los imprevistos y comportamientos irregulares que puedan surgir a lo largo del tiempo. Será esencial también que sepa auto cuidarse para evitar el “Burnout” o síndrome del cuidador quemado por acumulación de estrés. Ser capaz de cuidarse uno mismo es un requisito previo a la capacidad de atender los otros de forma correcta.
Comunicativa
Por una parte, debe ser capaz de hacer partícipe al usuario en sus cuidados. Esa interacción permite generar unos lazos de confianza y seguridad entre la persona cuidada y la cuidadora y establece el vínculo necesario entre ambos. También será importante transmitir energía positiva para influir de forma directa en el estado de ánimo de la persona que cuida. Por eso el trabajo de la cuidadora es profundamente vocacional, la satisfacción de cuidar y ayudar una persona es un rasgo que no debe de falta en ellas. Por otra parte, debe expresar de forma clara hacia la familia cualquier incidencia que detecte durante el servicio. Ser comunicativo pase por tener capacidad de escucha y comprensión de las necesidades del usuario.
Nuestra filosofía
En Edades Valencia Sur trabajamos a diario para ofrecer un adecuado servicio a nuestros usuarios que pasa por conseguir ese equilibrio entre profesionalidad, conocimiento técnico y buen hacer que es parte intrínseca de la persona que quiere dedicarse vocacionalmente a ese oficio.
Nuestras cuidadoras no solo tienen aptitudes profesionales sino también y sobre todo sensibilidad y diligencia para proporcionar bienestar y felicidad a las personas que cuidan.
